Es una mañana cualquiera. Salgo de casa, camino al trabajo. Me monto en el bus, y el conductor me obsequia con un papelito en blanco a cambio de 1,50€.
De camino al trabajo, alguien me para y me pregunta:
- Señor, ¿quiere el 20 minutos?
- Claro que sí, digo con una sonrisa.
Algo que leer por la mañana nunca está de más, siempre sienta bien eso de estar informado.
Con frustración, paso las páginas, y todas están en blanco, así que acabo dándole el periódico a un señor que lleva a sus dos peques al colegio.
Más tarde, en la oficina, imprimo unos billetes de Renfe para viajar; otra vez, papeles en blanco.
Voy a visitar a un cliente. Al bajar, el taxista me hace firmar en un papelito en blanco, y me da una copia para que guarde conmigo.
De camino a casa, me paro en una tienda en la que compro algo de cierto valor. Como mi economía no está para tirar cohetes, decido financiar el producto. Me ponen delante unos cuantos papeles en blanco y me piden que firme aquí, aquí y aquí. No hay nada tan estúpido como firmar en un papel en blanco, pienso, ¡cualquiera podría escribir luego algo en él y parecería que yo estoy de acuerdo! Pero sé que si no lo hago no podré financiar mi adquisición, así que firmo, ahí, ahí y ahí, y me la llevo.
El empleado me entrega un papelito en blanco y me dice: Toma, esta es la garantía. ¡No la pierdas!
- ¿Que no la pierda? Tengo en mi bolso docenas de papelitos iguales. ¡Si me los dais todos en blanco cómo no voy a perderlos!
Al volver a casa, abro el buzón. Más de 7 u 8 sobres en blanco, con papelitos en blanco en su interior.
Por la noche, para cenar, salgo con mi chica a un restaurante. El camarero, sonriente, pone dos cartas frente a nosotros. Entusiasmado por la cantidad de platos que debe haber en su interior, la abro, pero frustrado, una vez más, compruebo que, página tras página, la carta está en blanco.
Mi vida está llena de papeles en blanco: papeles grandes, pequeños, doblados, sin doblar, grapados, sueltos, papeles finos, gruesos... Mi bolso está repleto de papelitos en blanco, indiferenciados, inútiles.
Debo estar loco, todo el mundo me dice que en esos papeles hay cosas, pero yo no las veo.
¿Qué le pasa a este mundo? ¿Sólo hay papeles en blanco para mí?
Me siento totalmente identificada! mi vida también está rodeada de papeles en blanco.
Hay papeles que puedo escanear en su momento, pero muchos otros que no, sea porque están a mano o porque no siempre tengo un escáner al alcance para hacerlo o porqué no, porque a veces como por ejemplo con el correo, me da pereza ponerme a escanear el montón de cartas.
Una reflexión muy acertada y muy divertida, y es que hay que tomarse las cosas con humor. Si el problema tiene solución, para que preocuparse y si no lo tiene, para que preocuparse?
Besitos guapo! y sigue tan inspirado como siempre 🙂
Hola: pues ya somos 3 en mi vida también hay muchos papeles en blanco aunque cada vez menos gracias a las facturas electrónicas. Esos al menos ya tienen letras.
Yo soy otra más, llena de papeles en blanco.
También me escapo como puedo y cuando puedo con las facturas electrónicas, pero siguen siendo miles de papeles en blanco.
Muy bueno, niño.
Besitos.
Otro sufridor más de los papeles en blanco.
Y lo más j….. es cuando son del mismo tamaño. Yo suelo preguntar y por el tamaño o testura de los papelitos pues te acuerdas de que es cada uno (por si tienes que usarlos más tarde), si no pues al cabo de un tiempo terminan todos en la basura.
?Cuándo llegará el día que todo sea digital y accesible?
Mientras, pues trataremos de apañarnos con los OCR portables, teléfonos etc.
Escelente paranoya 🙂
Y es que estos ciegos…
yo también estoy llenito de papeles en blanco, cables en blanco…
la cosa es que, yendo a correos también me dan a veces una etiqueta en blanco, donde se supone que hay un código de seguimiento. En tifloinnova también por ejemplo, en ambutech me dieron una tarjeta de contacto,… también en blanco!. hasta que se me ocurrió decir… don’t have a braille contact card? que fue cuando me canviaron la tarjeta en blanco por una en braille.
aun que bueno, yo ya, el humor hace no se cuanto que lo perdí, esto ya es totalmente normal.
Mi mujer dice que el día lo ha empezado mal porque por veinte céntimos ha recorrido mas de quinientos metros, jaja, y yo aquí calentito disfrutando con tu sitio. Joer (con perdón), al final me van a interesar los papeles en blanco. jaja. ¡FELICIDADES!
Graaaaaaande Juanjo…